“Nuestro cuerpo es la porción de Naturaleza más cercana que tenemos”, dijo sabiamente Patricia Stokoe, gran pedagoga argentina.
Resueno profundamente con esta frase que nos permite entender más ampliamente lo que significa la unidad con La Vida. En estos tiempos donde palabras como Ecología/Orgánico/Cuidado del medio ambiente se usan cotidianamente…
¿Cómo podemos hacer para recordar que somos totalmente parte de la Naturaleza, y no sólo la vemos “afuera”? ¿Cómo recordar que nuestros sistemas, órganos y funciones son nuestras propias galaxias, soles, ríos, mares, tierras?
Siento que si queremos acompañar procesos de vida, como se define la función de un acompañante en Pedagogía Libre, tenemos que estar empapados de ella. Y eso no sólo pasa por nutrirnos de la belleza e inmensidad que nos rodea, sino también de poder cerrar los ojos y sentir como vibra dentro nuestro. Reconocer la vida que nos habita y recorre. Sentir nuestro flujo vital, para poder también reconocerlo afuera y acompañar a que se expanda.
Reconectar con nuestros ritmos y reconocerlos, percibir como cada un@ de nosotr@s tiene sus estaciones, y que necesita replegarse, brotar, expandirse o dejarse caer… a veces todo en un mismo día.
Cuando acompañamos a otros seres en su desarrollo la entrega es muy grande, y necesitamos estar en plena escucha también de las señales que nuestro sabio cuerpo nos envía para poder estar en un equilibrio básico. Cuando esa escucha no sucede, nuestro ecosistema colapsa y nos enfermamos… ¿Te has dado cuenta? Y si seguimos quitando del medio esas señales que nuestra Naturaleza nos envía, el malestar seguirá repitiéndose hasta que encontremos aquello q está en la raíz…
El estado de nuestro cuerpo, es un gran medidor de nuestro estado de bienEstar. Dejémoslo entonces de silenciar… démosle espacio para que manifieste su orgánica voz.
Escuchar al cuerpo requiere de valentía. La carrera por la productividad nos imprime una velocidad que nos saca de nuestros biorritmos. Horarios extendidos, resultados para ayer, disponibilidad permanente a través del whatsapp… son algunas de las expectativas que se depositan en nosotr@s para mostrarnos como “buenos profesionales”.
Necesitamos crear ciertas condiciones para poder hacer esa pausa, dentro de la vorágine de la vida cotidiana. Preparar el espacio/tiempo para tomar conciencia de cómo estamos. Cómo está nuestro cuerpo, cómo están nuestras emociones contenidas por él…
Normalmente salir de la ciudad, entrar en un entorno más natural es de gran ayuda. Pero podemos entrar en el ritmo de nuestra Naturaleza corporal de una manera más rápida y directa: Cerrar los ojos, conectar con nuestra respiración. Sentir nuestra musculatura, cómo los órganos se mueven de manera mágica sin mediar nuestra voluntad…
No podemos hacer esto en medio del día a día, cuando tenemos todas las demandas laborales o de nuestra casa encima… Necesitamos parar, salir del “tengo que”, para conectar con nuestro deseo, con nuestro placer, con nuestros sentidos…
Poder estar en conexión con nuestro cuerpo es una de las primeras premisas para reconocer quiénes somos y desde ahí acompañar a otr@s a que lo hagan… EnCARNAR, enCUERPAR nuestra esencia, nuestro deseo, nuestra Alma que nos sigue susurrando que vive en nuestra piel, en nuestro olfato, en el sabor de las cosas y la belleza que nos conMUEVE cuando nos dejamos tocar por ella…
